El ataque que sufrió el gobierno de Estados Unidos por parte de piratas informáticos, que accedieron a datos personales de cuatro millones de actuales y antiguos empleados del gobierno federal, podría haber sido perpetrado por hackers chinos.

El ataque informático habría sido iniciado en diciembre, según el periódico The Washington Post, que cita a autoridades estadounidenses que declararon en forma anónima.
En ese caso se trataría del segundo ciberataque a la Oficina de Administración del Personal del gobierno (OPM, en inglés) perpetrado por China.
Por este motivo, la Casa Blanca instó este viernes al Congreso a salir del «oscurantismo» y sancionar nuevas leyes sobre seguridad cibernética, apelando a esta última arremetida que afectó a millones de empleados federales.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró que es necesario que el Congreso de Estados Unidos salga del oscurantismo y entre en el siglo XXI para asegurar que se tienen las defensas necesarias para proteger los sistemas informáticos modernos.
Dianne Feinstein, demócrata y vicepresidenta de la Comisión de Inteligencia del Senado, se sumó a la petición de la Casa Blanca.
Feinstein dijo que el Congreso debe actuar «para acelerar las notificaciones sobre fallas e incrementar la cooperación entre el gobierno y las empresas privadas. Es imposible obviar esta amenaza».
Agregó que: «Miles de millones de dólares, la información confidencial de cada estadounidense, incluso la seguridad de infraestructura clave como nuestra red energética, plantas nucleares y agua potable están en riesgo».
Los ciberataques se han multiplicado estos últimos meses en EE.UU., en especial contra grandes grupos como la distribuidora Target, la aseguradora de salud Anthem o los estudios cinematográficos Sony Pictures Entertainment.