Temiendo un accidente ante el peso agregado al puente, dos norteamericanas lanzaron en marzo de 2014 una petición “no love, no lock”, que fue firmada por 10.000 personas, en reclamo del retiro de los cerrojos que “afearon” el puente.
La alarma saltó en junio de 2014, cuando se desplomó uno de esos paneles repleto de candados, que alcanzaba los 500 kilos de metal. El accidente no causó víctimas, pero devolvió a la actualidad un problema recurrente que hasta entonces el Ayuntamiento había solucionado cambiando periódicamente las vallas para aligerarlas.
La ciudad llevó a cabo en agosto una campaña de sensibilización para convencer a los visitantes de que abandonasen la práctica de simbolizar su amor colgando un candado del puente y lanzando la llave al agua.

El rito de los candados que simbolizan el amor eterno habría empezado en Roma, popularizado por dos novelas rosas en la que los personajes ponen uno con sus nombres en el farol de un puente y tiran la llave al Tíber.
Si bien ya no quedan cerrojos en el Pont des Arts, el resto de puentes de la ciudad están empezando a “llenarse de amor”, así como algunas farolas y bancos.
A partir de ahora los candados se retirarán de forma sistemática de todas las partes de la ciudad y el ayuntamiento de París se plantea la posibilidad de prohibir esta práctica y sancionar a aquellos que sigan colgando sus candados en la ciudad.