
Kate Ogg, una australiana y madre de mellizos, fue testigo de un grandioso milagro al ver como su hijo recién nacido volvía a la vida. El embarazo de Kate solo alcanzó los siete meses de gestación, motivo por el cual los mellizos que llevaba en su vientre nacieron prematuros.
Al culminar el trabajo en la sala de parto, los médicos le informaron que uno de los bebés había nacido sin vida. Para Kate y su esposo David Ogg, disfrutar de la vida de su hijo era algo que en un principio sería imposible cuando los médicos dieron por muerto al bebé minutos después de la cesárea.
Sin embargo, el poder de Dios se hizo presente en sus vidas como en la de muchos otros al suceder un extraordinario milagro. Cuando la pareja supo que su hijo no tenía signos vitales pidieron darle el primer y último abrazo a su pequeño. Permanecieron con él por un lapso de dos horas, y cuando todavía se encontraba en brazos de su madre el pequeño comenzó a dar signos de vida. La madre muy sorprendida no podía creer. Fuente: Bibliatodo